Los niveles de radiación en el agua del reactor 2 de la central de Fukushima Daiichi superaron los 10 millones de veces el nivel normal, lo que llevó a evacuar a los trabajadores que intentaban enfriarlo para evitar una fusión del núcleo.
Los operadores de la planta consideran que hay enormes posibilidades de que el agua contaminada proceda directamente del núcleo del reactor.
En el mar también continúa creciendo la radiactividad. El nivel de yodo radiactivo en las aguas costeras cercana a la central está ya 1.850 veces por encima de lo permitido.
Las pruebas realizadas en la víspera por la Agencia de Seguridad Nuclear de Japón habían arrojado lecturas de 1.250 veces el nivel legal.
Según la autoridad, los datos podrían indicar que se está filtrando material radiactivo desde el núcleo de los reactores.
Sin embargo, las autoridades insisten en que esa radiactividad desaparece al cabo de ocho días.
La planta fue dañada por el terremoto y posterior tsunami que devastaron la costa noreste de Japón el pasado 11 de marzo. El balance oficial de muertos supera los 10.000 mientras todavía hay más de 17.000 desaparecidos.
El Organismo Internacional para la Energía Atómica (OIEA) resolvió enviar nuevos equipos de expertos a Fukushima. El director del OIEA, Yukiya Amano, le dijo al diario The New York Times que la emergencia nuclear podría durar semanas, si no meses.
Críticas a Tepco
Las autoridades japonesas arremetieron contra la Compañía Eléctrica de Tokio (Tepco) a la que acusan de numerosos errores en su gestión de la crisis nuclear.
El gobierno criticó a la empresa responsable de la central por su falta de transparencia además de por sus fallos a la hora de proteger a sus trabajadores.
La Agencia Nuclear de Japón también se sumó a las críticas por lo que considera un alto número de errores, entre ellos, la ropa con la que están equipados los trabajadores que luchan para evitar que empeore la situación.
El portavoz del gobierno japonés, Yukio Edano, dijo que Tepco debió haber sido más transparente respecto al incidente por el que tres de sus trabajadores quedaron expuestos a niveles de radiación 10.000 veces superiores a los normales y por los que sufrieron quemaduras.
"Pedimos firmemente a Tepco que provea de información al gobierno de forma más rápida", dijo Edano.
Hidehiko Nishiyama, portavoz de la Agencia de Seguridad Nuclear de Japón, dijo que dos de los trabajadores lesionados llevaban botas que sólo llegaban hasta los tobillos, con lo que les ofrecían poca protección.
Agua dulce
Los trabajadores continúan batallando para enfriar los reactores y evitar así una fusión del núcleo. Todavía se consideran peligrosos cuatro de los seis reactores.
Ahora han optado por evitar usar agua del mar, como hasta ahora. Y es que se teme que la sal marina pueda terminar por corroer la maquinaria.
Según Edano, las labores llevadas a cabo en la planta han evitado que la situación empeore, aunque todavía considera que no se puede ser optimista.
En ese sentido coincide el máximo responsable del OIEA, quien dijo que aunque hay señales positivas, la situación en Japón "todavía está lejos del final".
Mientras tanto, en la zona del desastre, los militares continúan ayudando a suministrar comida y agua potable a la población, así como trabajan en las labores de limpieza.
Cientos de miles de personas continúan desplazadas y viviendo en albergues temporales, como gimnasios.
Los operadores de la planta consideran que hay enormes posibilidades de que el agua contaminada proceda directamente del núcleo del reactor.
En el mar también continúa creciendo la radiactividad. El nivel de yodo radiactivo en las aguas costeras cercana a la central está ya 1.850 veces por encima de lo permitido.
Las pruebas realizadas en la víspera por la Agencia de Seguridad Nuclear de Japón habían arrojado lecturas de 1.250 veces el nivel legal.
Según la autoridad, los datos podrían indicar que se está filtrando material radiactivo desde el núcleo de los reactores.
Sin embargo, las autoridades insisten en que esa radiactividad desaparece al cabo de ocho días.
La planta fue dañada por el terremoto y posterior tsunami que devastaron la costa noreste de Japón el pasado 11 de marzo. El balance oficial de muertos supera los 10.000 mientras todavía hay más de 17.000 desaparecidos.
El Organismo Internacional para la Energía Atómica (OIEA) resolvió enviar nuevos equipos de expertos a Fukushima. El director del OIEA, Yukiya Amano, le dijo al diario The New York Times que la emergencia nuclear podría durar semanas, si no meses.
Críticas a Tepco
Las autoridades japonesas arremetieron contra la Compañía Eléctrica de Tokio (Tepco) a la que acusan de numerosos errores en su gestión de la crisis nuclear.
El gobierno criticó a la empresa responsable de la central por su falta de transparencia además de por sus fallos a la hora de proteger a sus trabajadores.
La Agencia Nuclear de Japón también se sumó a las críticas por lo que considera un alto número de errores, entre ellos, la ropa con la que están equipados los trabajadores que luchan para evitar que empeore la situación.
El portavoz del gobierno japonés, Yukio Edano, dijo que Tepco debió haber sido más transparente respecto al incidente por el que tres de sus trabajadores quedaron expuestos a niveles de radiación 10.000 veces superiores a los normales y por los que sufrieron quemaduras.
"Pedimos firmemente a Tepco que provea de información al gobierno de forma más rápida", dijo Edano.
Hidehiko Nishiyama, portavoz de la Agencia de Seguridad Nuclear de Japón, dijo que dos de los trabajadores lesionados llevaban botas que sólo llegaban hasta los tobillos, con lo que les ofrecían poca protección.
Agua dulce
Los trabajadores continúan batallando para enfriar los reactores y evitar así una fusión del núcleo. Todavía se consideran peligrosos cuatro de los seis reactores.
Ahora han optado por evitar usar agua del mar, como hasta ahora. Y es que se teme que la sal marina pueda terminar por corroer la maquinaria.
Según Edano, las labores llevadas a cabo en la planta han evitado que la situación empeore, aunque todavía considera que no se puede ser optimista.
En ese sentido coincide el máximo responsable del OIEA, quien dijo que aunque hay señales positivas, la situación en Japón "todavía está lejos del final".
Mientras tanto, en la zona del desastre, los militares continúan ayudando a suministrar comida y agua potable a la población, así como trabajan en las labores de limpieza.
Cientos de miles de personas continúan desplazadas y viviendo en albergues temporales, como gimnasios.
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