Un mundo afincando en la clandestinidad donde auténticos genios de la informática usan archivos infectados ocultos en correos y descargas de música o de contenidos pornográficos a modo de butrón para hacer un agujero en la seguridad de los ordenadores y apropiarse, entre otras cosas, de las claves bancarias de cientos de miles de personas.
Ese es el escenario que dibuja Misha Glenny (Reino Unido, 1958) en 'El lado oscuro de la Red', un tratado sobre el crimen en Internet, cuyo punto de arranque es el auge y posterior derrumbe de Darkmarket, la mayor web de compra y venta de datos personales financieros.El libro, publicado la pasada semana en España, condensa los años en los que el periodista británico -conocido, entre otras cosas, por su extensa labor como corresponsal en Europa del Este- se dedicó a seguir por medio mundo a estos ciberdelicuentes que, según cuenta, son personas con algunos problemas sociales y de adaptación y que tienen una grandísima habilidad para las matemáticas.
Por lo general, sus primeros escarceos con la piratería suelen ocurrir cuando son simples adolescente que en el mundo real probablemente no se dedicarían a ninguna actividad criminal.Insiste en lo complicado que resulta la tarea policial para erradicar estas practicas. "Puedes estar en Francia o Rusia y que un tipo desde Ucrania te robe utilizando para ello una cuenta en un país de Oriente Medio para blanquear el dinero".
- Tras escribir este libro, ¿duerme tranquilo cada vez que utiliza la tarjeta de crédito en Internet?Sí lo hago. Pero soy consciente de que todo está siendo observado. Compruebo que la página es segura y dedico un tiempo a encriptar mis datos más importantes.
- Pero no todo el mundo sabe aspectos técnicos para proteger esta información, ¿qué opción queda entonces para no sufrir un ataque?
Todo el mundo debería aprender lo mínimo de cómo funciona Internet, al igual que hemos aprendido a cambiar una rueda del coche. Necesitamos entenderlo porque el propósito es que todos hagamos uso y nos conectemos a través de esta tecnología. Pero ahí reside uno de sus mayores problemas. El virus no solo nos va a afectar a nosotros sino que probablemente infecte los ordenadores de gran parte de nuestros contactos. Si no se aprende a protegerse, evitarlo es cuestión de tener suerte ya que cada vez que se lanza un ataque de esta naturaleza tiene como objetivo a millones de personas en todo el mundo.
- ¿Hasta qué punto han crecido estos peligros con la llegada de las conexiones a los móviles?Hay gente que está absolutamente todo el día conectada a Internet y depende de ello. Recuerdo a mis amigos de Londres cuando se cayó el servicio de Blackberry y estaban dándose de cabezazos contra la pared. La tecnología hace negocio y avanza con la innovación, al igual que sus peligros. Los robos de datos y otros ataques han subido muchísimo en los últimos meses, especialmente a los teléfonos Android. En gran parte de los casos todo viene por estar constantemente descargando aplicaciones.
- El periodista Roberto Saviano dijo sobre su investigación que es clave para entender que es "imposible combartir" esta nueva delincuencia. ¿No es una visión muy agorera de algo tan expandido como Internet?Internet tiene una energía transformado increíble, pero es neutral. Depende del uso que se le dé. En general, creo que el 90% lo utiliza con buenos fines. Lo que ocurre es que ese 10%, por sus habilidades informáticas, tiene capacidad de hacer mucho daño.
- ¿El caso Megaupload demuestra que hay más preocupación legal por los derechos de autor en Internet que por este tipo de delincuentes?Es curioso que la operación sobre Megaupload haya coincidido con la tramitación de las leyes antipiratería en Estados Unidos. Lo que ha demostrado el caso es que el FBI tiene gran margen de actuación sin la necesidad de esas leyes. Si Kim Dotcom resulta no culpable probablemente en breve se aprobarán leyes más duras. Es difícil demostrar el blanqueo de capital, pero más difícil es demostrar el delito de piratería. Sea como sea, este juicio será clave para las leyes que se aprueben en el futuro.
- ¿Los ataques de Anonymous suponen un peligro para los Gobiernos?Los gobiernos lo perciben como una amenaza. En términos legales países como Estados Unidos los juzgan como tal, a través de leyes como la de fraude informático. Anonymous es interesante porque es un nuevo modelo de protesta política. Pueden complicarles la vida, incluso ridiculizar a las administraciones, pero no son un peligro como tal si se tiene en cuenta el impacto que puede tener sus ataques. El gran problema es que Anonymous es anónimo y eso nos hace preguntarnos quiénes están realmente detrás y si todos los ataques que se le atribuyen son realmente suyos.
- ¿Y Google qué papel juega en este escenario? ¿Puede temer Estados Unidos que finalmente escape a su control?
Google es uno de los mayores contenedores de datos del mundo junto a Facebook. La Casa Blanca puede acceder a muchos de esos datos -recopilados en todo el mundo- por medios legales con todo lo que ello conviene.
No es una empresa más ya que para Estados Unidos es un valor estratégico, un interés nacional. Sin embargo, ahora mismo no van a la par. Llevan caminos distintos como se ha visto en las investigaciones por prácticas antimonopolio o la oposición de Google a las ley SOPA o la ley PIPA. El Gobierno intentará tenerlo cerca porque entiende que es algo tan importante para él que no puede dejar que escape de su control.
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