154 personas han llegado a la Base Aérea de Torrejón (Madrid) en un avión fletado por el Gobierno para los españoles que deseasen volver tras el terremoto y posterior tsunami registrado en Japón. Junto a los 115 españoles y familiares de primer grado, han volado 22 ciudadanos belgas y ocho brasileños, que desde su llegada a Madrid han pasado a estar bajo cuidado de sus respectivas embajadas.
En la Base de Torrejón se ha desplegado un dispositivo de unas 20 personas del Consejo de Seguridad Nuclear y del Departamento de Sanidad Exterior para realizar un examen a quienesvoluntariamente han querido someterse a control radiológico tras el accidente de la central nuclear de Fukushima. Antes, a bordo del Boeing 747, los pasajeros han rellenado un formulario para conocer "dónde han estado y determinar su riesgo de contaminación".
La directora general de Salud Pública y Sanidad Exterior, Carmen Amela, ha confirmado que no se han encontrado síntomas de contaminación por radiactividad en ninguno de ellos. "No hay ningún riesgo", ha asegurado, al tiempo que explicaba que además de los exámenes sanitarios a los viajeros, se han llevado a cabo pruebas de radiactividad en ropa, equipajes y el avión, en los que tampoco se han encontrado señales de radiactividad, informa EFE.
Aunque 34 de los pasajeros no han querido someterse a las pruebas, los cuestionarios realizados durante el vuelo han confirmado que no existen "ni síntomas ni proximidad geográfica" a Fukushima. "Ninguno de los viajeros vivía a menos de cien kilómetros", ha señalado Amela.
Temores entre los viajeros
Pilar es una de esas pasajeras que ha llegado hoy a Madrid. Cuenta que lleva 13 años viviendo en Japón, a unos 300 kilómetros de Kioto. "Me he venido a España con mis hijos hasta que se pase un poco el estado de incertidumbre y porque, además, allí el trabajo estaba parado", cuenta. Pilar ha añadido que el Gobierno japonés está intentado promover la tranquilidad aunque el estado general en el país es "de nervios".
También Beatriz, de Oviedo, ha decidido regresar a España junto a sus hijos, aunque su marido se ha quedado trabajando en Japón. "Hay muchos españoles que no han querido volver porque están trabajando, pero nosotros decidimos que me vendría yo con los niños hasta que se calmen las cosas; también para tranquilizar a nuestra familia aquí. Además, las réplicas son constantes, aunque pensamos que si la casa aguantó el terremoto grande, también aguantará estos". Beatriz sospecha que el Gobierno japonés "está ocultando algunas cosas". "No está diciendo toda la verdad", afirma.
En el mismo sentido se ha expresado Isaac Vigil, de 31 años: "Era increíble cómo se movían los edificios. Ha habido muchos muertos. Yo he venido por mis padres, pero me gustaría volver para ayudar a los japoneses, que están haciendo de tripas corazón para seguir adelante". "En cuanto a la información que nos ha facilitado el gobierno japonés, creo que nunca sabremos hasta dónde llega la verdad", ha dicho.
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