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miércoles, 5 de octubre de 2011

Los niños que enferman por el WiFi de las escuelas

Esta mañana acudí a la sede en Madrid de la Fundación Vivo Sano que ha puesto en marcha la campaña "Escuela sin wifi". Como saben las aulas donde estudian nuestros hijos tiene ordenadores conectados a Internet con el sistema WiFi cuando existe alternativa a la contaminación electromagnética que emite dicho sistema y que es el Internet por cable. Los niños pasan ocho horas con sus cuerpos muy cerca de la antena receptora del ordenador y esto, según el médico Miguel Solans, está produciendo casos de déficit de atención e hiperactividad en los niños así como otras síntomas que él relaciona con las ondas emitidas y recibidas por los ordenadores conectados mediante WiFi como alteraciones del sueño, de la memoria, alergias sin causa aparente, que puede derivar en daños en el sistema inmunológico o cáncer.

Determinar la causa-efecto de las ondas sobre la salud es difícil y harán falta años para hacer estudios epidemiológicos por lo que lo ético y justo es aplicar el principio de precaución máxime cuando hay alternativa sencilla, barata y eficaz.

El abogado Agustín Bocos, especialista en derecho medioambiental y en contaminación electromagnética ha explicado que "la legislación que regula en España la emisión de campos electromagnéticos es insuficiente, obsoleta y no protege la salud de los ciudadanos. Nuestra normativa se basa en un Real Decreto del año 2001 que no recoge las conclusiones de informes científicos posteriores ni los avances en la tecnología que se han producido en esos años, por lo que deja a los ciudadanos indefensos ante esta amenaza".

El Consejo Europeo emitió el pasado mes de mayo una resolución por la que aconsejaba como límites 0,1 microwatios por centímetro cuadrado a corto plazo, y a medio plazo 0,01 microwatios por centímetro cuadrado. Pero la legislación española establece los límites legales entre 450 microwatios por centímetro cuadrado para frecuencias de 900 megaherzios y 900 microwatios por centímetro cuadrado para frecuencias de 1.800 megaherzios. En el primer caso, esto es 4.500 veces más de lo recomendado; y en el segundo, nada menos que 9.000 veces más. Al tiempo crece el número de personas y niños, claro que padecenhipersensibilidad a los campos electromagnéticos o electrosensibilidad.

Francisco Caño, responsable de la comisión de Medio Ambiente de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Madrid (FRAVM):"No estamos en contra de la tecnología en los colegios, sino que apostamos por procedimientos más seguros como el cable. Apostamos porque se utilice el cable en escuelas, centros públicos y oficinas".

Caño recuerda los casos del tabaco o el fibrocemento (amianto) que tardaron en años en corregirse y mientras han provocado y provocan cientos de miles de muertos. Las operadoras están presionando porque opinan que España tiene una normativa restrictiva cuando hemos visto que es todo lo contrario. Caño también ha recordado cuando el ministro de Industria Miguel Sebastián visitaba su organización cuando era alcaldable por Madrid y ahora ni contesta las cartas de las asociaciones de vecinos. Un ministro al servicio de las operadoras. De hecho estos días e tramita una nueva ley de comunicaciones que no va a recoger ninguna de las recomendaciones de las asociaciones de vecinos aunque las han presentado.

Tienen amplia información sobre los peligros del wifi, los estudios científicos que indican su relación con determinadas enfermedades, qué alternativas a esta tecnología son más convenientes desde el punto de vista de la salud, cuál es elmarco legal que regula las emisiones de campos electromagnéticos y cuáles son los argumentos, desde el punto de vista del derecho medioambiental, para exigir la retirada del wifi en las escuelas en esta web. Por si las decenas de estudios científicos sobre la contaminación electromagnética y sus consecuencias sobre nuestra salud que ha recopilado la Fundación Vivo Sano les parecen pocos en esta web los tienen específicos sobre la electrosensibilidad.

Más info sobre el lobby de las operadoras en el libro Conspiraciones tóxicas y sobre la electrosensibilidad en La salud que viene.

Las redes inalámbricas: ¿una fuente de peligro para la salud humana?

Una nueva dolencia está afectando a los estadounidenses. Se trata de la llamada hipersensibilidad electromagnética (HSE), que está asociada a la exposición a las redes inalámbricas, teléfonos móviles y otros dispositivos electrónicos.
Los síntomas de esta extraña enfermedad se parecen a los de un resfriado: se registran dolores de cabeza, dolores musculares, de articulaciones, etc. Además a veces a los que padecen la HSE les arde la cara, como si tuvieran una alergia. Alrededor de un 5% de los estadounidenses creen que sufren esta afección del siglo XXI.

Los científicos de la Universidad de Luisiana llevaron a cabo un experimento que demuestra que la HSE puede estar causada por los campos electromagnéticos de baja frecuencia. Para ello, sometieron a pruebas a una mujer de 35 años que se pensaba que podía padecer de HSE.

La mujer permanecía sentada en una silla de madera mientras que los investigadores conectaban la corriente a unas placas metálicas por periodos de 90 segundos para crear una serie de campos magnéticos. La mujer tenía que describir sus sensaciones después de cada sesión. Durante algunas de estas no se conectaba la corriente y por lo tanto no se creaban campos magnéticos, sin que mujer lo supiera, a modo de placebo.

El resultado fue que la mujer sintió dolores de cabeza y temblores musculares durante las exposiciones reales, mientras que no presentó ningún síntoma extraño durante la mayoría de las exposiciones simuladas.

No obstante, según la Organización Mundial de la salud la HSE "no tiene un criterio diagnóstico claro y no hay pruebas científicas para vincular la HSE con la exposición a los campos electromagnéticos". Por lo tanto, no puede considerarse "un diagnóstico médico".

Mientras que en el mundo científico no hay unanimidad sobre los posibles efectos nocivos de los campos electromagnéticos sobre la salud humana, los que se creen afectados por la HSE se escapan a Green Bank, en el estado de Virginia Occidental. Green Bank se encuentra en una zona de 'radio silencio' de 33.000 kilómetros cuadrados, creada para evitar interferencias con los numerosos radiotelescopios del área. Allí no hay antenas transmisoras de señales de celulares, ni redes inalámbricas y los 'HSE positivos' se sienten como en un paraíso, esperando que los avances tecnológicos que se han convertido en algo habitual en el resto del país jamás lleguen a su refugio.

El uso de teléfonos móviles puede producir cáncer en el cerebro

Los niños y jóvenes son el sector más vulnerable ante las radiaciones que emiten los teléfonos celulares; estas incluso podrían provocar cáncer en el cerebro.
A pesar de los esfuerzos de las grandes compañías de telefonía móvil por fortalecer el escepticismo ante las llamadas de alerta sobre los posibles efectos de las radiaciones que emiten estos dispositivos, lo cierto es que cada vez resulta más difícil bloquear la información relacionada. Expertos en epidemiología ambiental han advertido que el uso excesivo de los teléfonos celulares puede repercutir significativamente en la salud e incluso provocar cáncer en el cerebro. Además, enfatizaron en que tanto los niños como los jóvenes representan el sector más vulnerable de la población ante las radiaciones que emiten los teléfonos porátiles.

Lo anterior se advirtió en el marco de la 23ª edición del Congreso Mundial de la Sociedad Internacional de Epidemiología Ambiental, con sede en Barcelona, el cual ha reunido a más de 1,200 expertos en este rubro. De acuerdo con Manolis Kogevinas, uno de los organizadores del congreso y director del CREAL (Centro de Investigación en Epidemiología Ambiental de Barcelona), ya existen evidencias sobre los efectos de la radiaciones no ionizantes que emiten los móviles.

A continuación enlistamos algunas de las recomendaciones que han hecho los especialistas al respecto:

- Procurar el uso de auriculares o altavoz durante las llamadas.

- Evitar el contacto del teléfono con la oreja, mantener la mayor distancia posible entre ambos.

- Preferir el envío de mensajes SMS sobre las llamadas.

- No cargar con el teléfono permanentemente pegado al cuerpo.

- No utilizar el aparato como alarma en las mañanas si ello implica colocarlo a poca distancia de donde duermes.

¿Qué tan tuyos son tus hábitos alimenticios?

Nuestra alimentación diaria está rodeada por una serie de hábitos sumamente rigurosos, los cuales casi siempre - porque los aprendemos prácticamente desde el nacimiento - realizamos "en automático", pasan desapercibidos durante buena parte de nuestra vida a diferencia de otros que, sea en la juventud o en la madurez, nos atrevemos a cuestionar e incluso a modificar drásticamente. Es cierto que algún día podemos decidir, por ejemplo, volvernos vegetarianos y romper así con la enseñanza familiar, pero incluso en este escenario conservaremos ciertas prácticas aparentemente inmutables.

Una de estas es la idea de que debemos de comer tres veces al día, algo que tomamos como verdad irrebatible pero que parece pertenecer más al orden de la convención social que de las necesidades biológicas, sobre todo porque los estudios realizados al respecto no coinciden en un criterio único o una norma generalizada y recomendable.
Una investigación del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, por ejemplo, encontró que hacer una sola comida al día, de grandes proporciones, en vez de las tres acostumbradas, puede ayudar a reducir el peso y la grasa corporal, pero incrementa la presión sanguínea. Asimismo, según un estudio en el que participaron diversos médicos del National Institute on Aging [Instituto Nacional para el Envejecimiento], esa sola comida al día también contribuye a desarrollar resistencia a la insulina e intolerancia a la glucosa, dos de los factores de riesgo más importantes para contraer diabetes tipo 2.

Sin embargo, hay quienes se han encargado de estudiar (y recomendar) lo contrario: cambiar el paradigma de las "tres comidas al día" pero no por una opípara y caligulesca, sino por al menos cuatro frugales y bien equilibradas que, de acuerdo con científicos de la Universidad de Maastricht, en Holanda, reduce los riesgos de la obesidad hasta en un 45%.

¿Y no comer? Bueno, esto también ha merecido investigaciones. Saltarse el desayuno, según el estudio aludido anteriormente,aumenta en 5 las probabilidades de volverse obeso. En cambio, saltarse todas las comidas del día - es decir, ayunar - , comer normalmente al siguiente y volver a ayunar al tercer día, y continuar así tanto como sea posible, ayuda, de acuerdo con Krista A. Varady y Marc K. Hellerstein del Departamento de Ciencias Nutricionales y Toxicología de la Universidad de California en Berkeley, a prevenir males cardíacos, algunas enfermedades crónicas, la diabetes tipo 2 y algunos tipos de cáncer.

Para Paul Freedman, profesor de historia en Yale, «no existe razón biológica para hacer tres comidas al día». En el entendido de que el número de comidas que hacemos es, en esencia, un patrón cultural, Freedman aclara: «Los seres humanos estamos cómodos con los patrones porque somos predecibles. Estuvimos cómodos con la idea de tres comidas al día. Pero, por otro lado, nuestras agendas y deseos se sublevan cada día un poco a esa idea».

Recordemos, además, que particularmente desde las últimas décadas del siglo XX la alimentación se convirtió en uno de los cotos más fructíferos para ciertas industrias y hombres de negocios. Últimamente, por ejemplo, una de las prácticas más en boga es el llamado snack, el refrigerio o bocadillo cuyo consumo se sostiene sobre todo en dos ideas, no necesariamente verdaderas: la primera, ya mencionada anteriormente, que una dieta de al menos cuatro al día ayuda a perder peso; la segunda, que ese producto manufacturado por millones está elaborado con ingredientes "saludables".

En suma, lo único cierto en este asunto, como en tantos otros, es que no hay una verdad última y absoluta. Por el contrario: hay interpretaciones de hechos más o menos comprobados que algunos utilizan para su provecho (casi siempre económico). En tu alimentación, como en cualquier otro aspecto de tu vida, lo mejor que puedes hacer es informarte qué es lo mejor para ti - para tu cuerpo y tu mente y también para tu entorno - y actuar en consecuencia.

Beber alcohol debilita tu sistema inmunológico

Beber con frecuencia cantidades considerables de alcohol puede debilitar en un 75% la eficiencia de tu sistema inmunológico. 
Consumir alcohol periódicamente trae consigo múltiples consecuencias, algunas positivas como relajarse, acceder a estados "inusuales" de conciencia (con la percepción alterada que ello implica) e incluso ciertos tipos de alcohol, en particular el vino, pueden representar beneficios para nuestra salud. Sin embargo, también existe el otro lado de la moneda. El alcohol puede servir como catalizador para alimentar nuestra frivolidad psicosocial, nos ayuda a evadir ciertos aspectos de nuestra personalidad que debiéramos de trabajar sobriamente, como por ejemplo la timidez o la falta de carisma, nubla la claridad de propósitos, etcétera. Y dentro de este último grupo de cualidades poco deseables ahora se suma el debilitamiento del sistema inmunológico de una persona. Lo anterior se traduce en que los bebedores regulares son significativamente más vulnerables ante el ataque de virus, incluido el VIH. Investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de Massachusetts expusieron glóbulos blancos - los protagonistas en la defensa del cuerpo frente a infecciones - a químicos que simulaban bacterias y virus. A la mitad de estas células se les introdujo alcohol, en niveles proporcionales a los que tendría una persona que bebe alrededor de 28 copas semanales. 
A continuación se analizó el comportamiento de ambos grupos de glóbulos blancos, enfatizando en su capacidad para reaccionar ante ataques virales. Y los científicos confirmaron que el grupo que tenía alcohol presente respondían con tan solo el 25% de la eficacia en comparación al otro segmento, aquellas células que no estaban influenciadas por la presencia de alcohol.

Así que si eres cliente frecuente de gripes, malestares estomacales o alguna otra infección, tal vez la respuesta esté dentro de tu copa.